This is TV

Quizás, en la reposada quietud de la noche del domingo, tras los fastos semanasanteros y las soleadas tardes primaverales que hemos disfrutado estos días pasados, dedique usted una parte de su tiempo a ver la televisión. Si es así puede que tenga la fortuna de toparse en el dial de su aparato con uno de los programas que a mi juicio está marcando la pauta de lo que debería ser la televisión pública. La 2, ese reducto que aún nos queda para refugiarnos de grandes hermanos y concursos tan sórdidos como absurdos, nos brinda cada domingo a eso de las once de la noche un regalo para los sentidos: el programa This is opera, en el que en poco menos de una hora el barítono Ramón Gener nos acompaña en un ameno recorrido por algunas de las más importantes óperas del repertorio. De momento ya hemos paseado por las calles de París para reecontrarnos con La Bohéme de Puccini y hemos buceado de su mano en los enigmas que encierra la magistral Turandot. También hemos descubierto la pasión y el drama de Carmen de Bizet, y hemos pasado de la sonrisa a la carcajada con El barbero de Sevilla de Rossini.

La genialidad del formato – si se ha perdido alguno de los episodios precedentes, los tiene a su disposición en la web de TVE – radica en su atractivo tanto para melómanos consumados como para los que apenas tienen nociones de lo que es una ópera. El género – obra de arte total, al fusionar música y teatro, e incluso literatura, arquitectura y artes plásticas en su puesta en escena – posee aún hoy entre el público en general, especialmente entre la juventud, cierto matiz excluyente, elitista. Pero lo de que la ópera es un rollo seguramente obedece al insuficiente conocimiento que en general tenemos de ella. Difícilmente podremos optar por algo que apenas se nos ha dado a conocer, desde dentro, sin prejuicios ni intereses. Cabe así preguntarse qué tiene de especial un género musical que ha seducido por igual a genios tales como Mozart, Puccini, Wagner, o Verdi. La respuesta tiene que ver seguramente con una actitud vital y generosa, que les induce a compartir con sus congéneres el inmenso caudal de emociones, sentimientos y vivencias que llevan dentro. Esta incontinencia creativa alcanza su cénit en la ópera, y programas como This is óperavienen a demostrarnos en un tono cercano, con un lenguaje accesible, y con una realización impecable, que la mayor parte de los prejuicios sobre la ópera son falsos. Y los que no lo son, forman parte de un fabuloso mundo de ficción en el que las sociedades se han visto reflejadas a lo largo de los siglos.

Otra televisión es posible. Ya he comentado en repetidas ocasiones que el poder comunicativo de la televisión es inmenso, y pasa por ser seguramente una de las herramientas educativas y formativas más poderosas que existen hoy día. El que esto sea así y que no se convierta en instrumento de adoctrinamiento, propaganda o manipulación interesada es responsabilidad de todos. Cierto es que no tenemos mucha capacidad como usuarios para elegir qué se programa, pero sí de seleccionar qué vemos, con la esperanza de que el share, la cuota de pantalla que determina quien es nominado a abandonar la parrilla televisiva, bascule hacia productos televisivos de calidad. Existen otros pequeños tesoros en la pequeña pantalla: le invito a descubrirlos con su mando a distancia entre las docenas de canales de la TDT. Pero de momento esta noche le recomiendo sintonizar su televisión para conocer algo más de Parsifal, la última de las óperas de Wagner.

[Publicado en el Diario de Ávila el 5 de Abril de 2015.]

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